Los síntomas de la hepatitis D sólo se harán presentes en aquellas personas infectadas previamente con la hepatitis B:
En la Hepatitis D la orina de color oscuro, el dolor abdominal y el cansancio crónico suelen ser los primeros síntomas en aparecer.
Qué hacer ante los síntomas de la hepatitis D
En caso de presentarse los síntomas de la hepatitis D usted deberá recurrir a un médico. Si ya se encuentra en tratamiento, o ha sido anteriormente atendido, por los síntomas de la hepatitis B se recomienda consultar al mismo profesional. Así, se podrán complementar los tratamientos y evitar cualquier tipo de contraindicación.
El diagnóstico se lleva a cabo determinando la existencia del anticuerpo denominado antiagente Delta. Una biopsia de hígado y la búsqueda de enzimas hepáticas en la sangre complementarán los estudios con el fin de diagnosticar la infección.
Cómo se contagia la hepatitis D
Tal como indicábamos anteriormente, para que una persona sufre de hepatitis D debe haber sido previamente infectada con la hepatitis B. En algunos casos, esta nueva infección hará que se potencie la primera.
Existen muchas fuentes de contagio e infección. Principalmente estas se produce con la utilización de drogas intravenosas o de madres infectadas que le transmiten el virus a sus hijos.
También es común el contagio a través de las relaciones sexuales o por medio de transfusiones de sangre.
El pronóstico para aquellas personas infectadas con este virus dependerá de lo avanzado de la infección. En algunos casos es posible una mejoría luego de tres semanas de tratamiento. Por otra parte, en caso de que el hígado se vea dañado es necesario recurrir a un trasplante hepático.